COLA I, ‘rabo’, del lat. vg. CĶDA íd. (lat. CAUDA); el origen de la -l- castellana es incierto, pero en todo caso se trata de una variante muy antigua, que reaparece en el Sur de Italia, y tal vez ya existente en latín vulgar.

1.ª doc.: S. XIII (Berceo; Calila, ed. Allen, 38; Partidas, p. 584; Biblia escurialense, glos. de Oroz, n.º 121).

Repetidamente se ha afirmado que en castellano antiguo se decía coa, forma no sustituida por cola hasta el S. XVI; esta afirmación ligera procede de Baist, GGr. I2, § 40, y Diez, Wb., 102, y luego fué repetida por M-L. (Wiener Sitzungsber. CLXXXIV, iv, 4) y M. L. Wagner (ZRPh. XXXIX, 735), aunque ya la rectificó algo el mismo Wagner (RFE XI, 267-8). En realidad no hay nada de esto: cola es la forma normal desde los orígenes del idioma (V. arriba; también en el S. XIV: Conde Luc., 53.20; J. Ruiz, 1401c, en los tres mss.; S. XV: Cipr. de Valera; APal., 66b; Nebr.); los ejs. de coa son muy raros y parecen hallarse sólo en textos leoneses y aragoneses1 (por mi parte sólo conozco dos: en el códice escurialense del F. Juzgo―pero cola en el ms. de Murcia―y en el navarro García de Eugui, fin S. XIV, cita de Cejador, Vocab. Mediev.). La forma con -l- tiene trazas de ser, pues, muy antigua, aunque apenas se halla en otros romances.

El gall.-port. ant. coa [Crón. Troy. S. XIV, II, 92.20, I, 120.6; Padres de Mérida, h. 1400: RL XXVII, 21] lo mismo puede venir de *CĶLA que de CĶDA, y aunque hay también algún ejemplo coetáneo de cola [Crón. Troy. I, 117.30; Gral. Est. gall. 135.20, 256.34] en manuscritos que contienen otros castellanismos, es con seguridad castellanismo también2; pero las demás formas romances continúan regularmente la forma vulgar CĶDA (M-L., Einf., § 80), documentada en el S. IV por el gramático Diomedes y ya en mss. de Varrón y de Cicerón.

Sin embargo, en algunas hablas del Sur de Italia aparecen formas análogas a la española: Sora cola, Castro dei Volsci caula ‘cola’3. Se han dado de estas formas explicaciones divergentes, entre las cuales no es posible hoy por hoy decidir rotundamente4:

1.º Varios lingüistas y dialectólogos italianos5 miraron las formas italianas como nacidas por vía fonética del lat. CAUDA (o CODA), bien prescindiendo totalmente de la forma española o bien (Salvioni) derivándola del diminutivo CAUDŬLA6; sin embargo este tratamiento fonético no es normal en italiano, y aun lo normal en el Sur de Italia es que la -D- intervocálica se conserve intacta; es verdad que hay algún foco de caída de la -D- en Campania, y aun en el caso de CAUDA hallamos el tipo coa (cova, etc.) en un territorio continuo en el Este del Lacio, Oeste de los Abruzos y Sur de Umbria, pero de todos modos es inverosímil la -l- antihiática que admitió Salvioni, y así M-L. como Wagner consideran que los pocos casos reunidos deben explicarse individualmente por cruces u otras causas particulares. En It. Gr. I, 354, Rohlfs pone también cola en relación con cierto foco dialectal del cambio de D en l; pero el caso es que este foco está reducido a Ischia y Procida (con algún ej. en Córcega, discutible por lo esporádico), lo cual no coincide ni siquiera con el área italiana de cola.

2.º Bartoli, KJRPh. XII, 119n., creía en una base itálica dialectal *CĶLA, comparable con cicala en vez de CICDA (comp. CIGARRA) y con los antiguos casos latinos OLOR ~ ODOR, DINGUA > LINGUA, DIGENTIA > Lic-; por cierto que la existencia de tal variante latina indocumentada es más difícil de admitir en palabra importante como ‘cola’ que en el nombre de un insecto como ‘cigarra’, de origen no indoeuropeo, pero también CAUDA es «vocablo popular sin etimología conocida» (Ernout-M.) y ni siquiera nos consta en él si la forma más antigua es CAUDA o CĶDA.

3.º Rohlfs, ARom. V, 412-3 (y VII, 462), admitió que un cruce antiguo entre CAUDA y CAULISmaslo de la cola’7 dió lugar a una base *CAULA o *CĶLA, de donde procederían las formas italianas y castellanas8.

4.º El cambió de coa en cola pudo producirse independientemente en Italia y en España por influjo de culo. Es la explicación que sugirió Schuchardt, ZRPh. XXXI, 665, fijándose especialmente en la alternancia de los dos vocablos en denominaciones de pájaros como it. codirosso, fr. rouge-queue junto a culrosso, rougecul, u oc. coblanco, it. codibianco junto a culbianco, fr. culblanc; aceptó esta idea M-L. (REW 1774), y especialmente M. L. Wagner la consideró preferible a la de Rohlfs fundándose en que cola es «probablemente» posterior a coa en castellano, y en que existirían cruces indudables de cola y culo en el Sur de Italia; ahora bien, los hechos no comprueban, según hemos visto, el primero de estos fundamentos, y el segundo no es más que una petición de principio, pues Wagner sólo se refiere a la forma cola de Sora9. Que culo y cola están en íntima conexión semántica, y que por lo tanto existían las condiciones ideológicas necesarias para un cruce, es verdad, pero queda en pie la objeción de Rohlfs contra la realidad del fenómeno; cuando un cruce tiene lugar no suele reducirse la identidad resultante a una consonante suelta, sino que son o resultan iguales todo el principio o todo el fin de los dos vocablos o de sus raíces: descabeñado ‘descabellado’ es rigurosamente paralelo a desgreñado, pero mientras no hallemos formas como *el colo o *la cula10 subsistirán muy graves dudas.

La clave del problema se hallaría ahora en una investigación a fondo de las antiguas fuentes dialectales del Sur de Italia, que nos permitiera afianzar con datos medievales o renacentistas, de esta zona, la hipótesis de Rohlfs o más bien la de Bartoli11, o por el contrario con un resultado negativo, bien apoyado en la existencia de casos exactamente comparables en las hablas modernas, que prestara verosimilitud a una explicación moderna, e independiente del fenómeno español, en esta zona dialectal donde la lucha ya antigua entre los vernáculos y el idioma literario ha dado lugar muchas veces a fenómenos complejos de ultracorrección y de alteración local.

DERIV.

Colear [Nebr.], coleada, coleador, coleadura, coleo. Colera. Coleta [APal. 72d]12, coletazo, coletilla. Colilla [1555, Laguna]. Colín. Socola.

Extranjerismos: coda ‘adición al final de una pieza de música’, del it. coda ‘cola’, íd.; trascoda m. [Acad. 1925, no 1884]; codón ‘bolsa para cubrir la cola del caballo’, ‘maslo de la cola’ [princ. S. XVII: Lope, Gómez de Tejada], probablemente del it. codone, aumentativo de coda, aunque en it. sólo se halla, según los diccionarios, en el sentido de ‘ataharre’.

Latinismos: cauda ‘cola de la capa consistorial’, caudado, caudal ‘relativo a la cola’, caudatario, caudato.

CPT.

Colicano. Colilargo. Colipava. Latinismos: caudatrémula, caudimano.

1 Hoy es aragonés coda, empleado en. Ansó, Gistáin, Caspe y la Puebla de Híjar, cuoda (?) en Plan y Bielsa, y coa o coda en Echo (BDC XXIV, 165). Además he oído cda en el catalan fronterizo de Sant Esteve de Llitera y algún pueblo contiguo más al Norte; lo mismo en Venasque (Ferraz) y en el NE. de Navarra (Iribarren). De coda, que ya figura como aragonés en la Acad. 1843, proceden las voces aragonesas codero ‘(terreno o propietario) que recibe el agua al final del ador’, codera ‘la última porción de un cauce de riego’ y escodar ‘desrabotar’.―

2 Como castellanismo la cita Moraes (s. v. colla) documentándola en dos autores de la 2.ª mitad del S. XVI (Arraes y Prestes). Hoy es palabra desusada según Fig. Se emplea en la Sierra de la Estrella (Messerschmidt, VKR IV, 277) y en Río Grande del Sur, es decir, en zonas sujetas al influjo castellano. Vieira la cita en acs. propias y figuradas, pero sin documentarla más que en una de éstas y en autor reciente. El único término popular hoy en día (y el único que figura en el gallego Vall.) es rabo; el vocablo noble es el latinismo cauda, ya frecuente en el S. XVI (Vieira). Falta averiguar el por qué de la desaparición del port. ant. coa: quizá por homonimia con coa, deverbal de COLARE, o con ‘golpe’, ambos también desusados hoy en día, o más bien por la demasiada brevedad y aspecto anómalo de la forma *có f., a que se habría reducido modernamente el vocablo (comp. SĶLA > ); todo ello ayudado por la concurrencia de rabo.―

3 Según el AIS, las formas con -l- aparecen hoy en otros cuatro puntos separados entre sí: kola, -, en Ausonia y Monte di Procida (Campania), y kawla, -, en Scanno (Abruzos) y Ruvo (Apulia), vid. mapa 1058. Más antiguamente habría una zona continua. Rohlfs agrega calabr. cola ‘mimbro viril’; es extraño que este vocablo falte en el Diz. Calabrese del mismo autor, publicado posteriormente.―

4 Diez, l. c., igualaba el caso de cola al de esquela SCHEDA, lo cual no puede admitirse, pues en este caso se trata de un cultismo reciente [Aut], que además no sabemos si viene de scheda o de schedŭla (como admite el propio Diez, p. 94).―

5 Salvioni, Pubblicazioni della R. Acad. Sci.-Lett. de Milán, I, 1913, 99; Merlo, Il Dial. di Sora, § 102; Bertoni, ARom. XXII, 382 (el cual para -d- > -l- remite a Freund, Mundart von Ischia, p. 25).―

6 Etimología que adopta precisamente G. de Diego. Desde luego en cast. esto es imposible. Hubiera dado *colda o acaso *codra.―

7 Documentado en Plinio, N. H. XI, 50: «Boum caudis longissimus caulis [est] atque in ima parte hirtus».―

8 Es probable que el cast. y port. rabo designara originariamente el maslo de la cola, pues RAPUM era una especie de nabo, asi como CAULIS es ‘tallo’ o ‘col’. Es poco sólida una objeción fonética que se podría hacer a Rohlfs: que si bien en latín se halla alguna vez CĶLIS junto a CAULIS, en romance sólo se ha conservado esta última forma, mientras que las formas neolatinas proceden de CĶDA. De hecho, aunque el vocalismo español tanto podría corresponder a CAUDA como a CĶDA, como todas las lenguas hermanas postulan una Ķ inequívocamente (incluyendo el cat. coa o cua y el port. ant. coa), no es de creer que el castellano formase una excepción. Así el romance opone CĶDA a CAULIS, entre los cuales el cruce ya no es tan fácil, pero debemos reconocer la posibilidad de que el fenómeno se produjera en el propio latín vulgar, donde pudieron coexistir el diptongo y la vocal simple en ambas voces, y aunque ya tendiese a predominar en cada una un vocalismo diferente, la existencia de variantes minoritarias bastaba para facilitar el contacto entre las dos palabras.―

9 Aparte de ésta en el pasaje citado sólo menciona Wagner el napol. colurcio «codaccio dell’archibugio» y la circunstancia de que el napol. culo figure entre las equivalencias del it. coda en el diccionario de Ambra. Pero esto último no nos enseña en realidad nada, ya que es bien sabido que en toda la Romania las dos palabras pueden emplearse a veces indiferentemente, y en cuanto a colurcio no puede admitirse este término técnico como prueba de un cruce popular, tanto menos cuanto que puede tratarse de una prolongación del cola de Sora o más bien, ya que de armas se habla, de un antiguo hispanismo napolitano.―

10 Alguna vez se ha dicho que el cat. cua es otra prueba del contacto entre CAUDA y CULUM. Conviene advertir que no es así: la evolución fonética ca > cua es realmente normal, aunque no esté muy divulgada, por la poca frecuencia de tal estructura fonética, comp. los términos náuticos gúa y escua que eran antiguamente goa y escoa. Tampoco tiene nada que ver con esto el mirand. nlo = cast. nudo, port. (Leite, Philol. Mirand. II, 319): aquí se trata de una ultracorrección de la caída portuguesa de la -L- intervocálica, que cambió el arcaico noo NĶDUM por reacción exagerada contra las formas portuguesas filhoo FILIOLUS, ixoo USTIOLUM, etc.―

11 Por mi parte me inclino por ésta, por varias razones, que no detallo, por pertenecer a la lingüística latina e indoeuropea y no a la romance. Entre otras V. la probable etimología de CAUDA que sugiero s. v. RABO.―

12 Aunque es verdad que una coleta es un tronco de pelo recogido en trenza, no tiene verosimilitud la explicación de Cabrera por el lat. collecta ‘recogida’. El punto de vista decisivo ha sido el de que la coleta se deja tras el cogote, a modo de cola, y no es una trenza cualquiera, comp. port. rabicho «trança de cabelo, pendente na nuca», cat. cua ‘coleta’, ‘trenza’ (y ‘cola’); no interesa la grafía colecta citada por Cabrera, uno de tantos casos análogos de grafía hipercorrecta.